martes, 13 de marzo de 2012

Vamonós de vermuts

No me puede gustar más  la expresión irse de vermuts. Por lo bonito de la frase en si y por lo que significa. Día libre, compañía y generalmente una larga "no sobremesa".
Eso si, conviene andar con cuidado, como te descuides acabas balbuceando y amarrado a la barra del bar intentando no besar la lona.
Me contaba un amigo, llamemosle Juan, que un mediodía de domingo después de unos cuantos vermuts en La Toledana, acabó haciéndole los coros por la calle a su madre, ella zapatos en mano, muy artista y muy borracha, vamos muy Maria Jimenez. Mientras, su padre amenazaba con golpearles con el palo de una escoba recogido de un cubo de la basura. Largo camino de vuelta a casa.


El de la foto fue el primero de muchos que tome hace poco en Burgos. Vermut de solera, no muy dulce, puntito seco y acompañado de aceituna y rodaja de naranja. En el local tuvieron a bien servirnos de tapa una sopita castellana.
El bar en cuestión se llama Bocaos.

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