En cierta ocasión tuve que dar de comer a un equipo de baloncesto de la antigua Yugoslavia. Me pidieron si después del partido les podía preparar una paella para la cena. No problem les dije. Así que emocionado de que los tipos quisieran probar algo típico de nuestra gastronomía se lo prepare con todo mi cariño.
Cual fue mi sorpresa cuando una vez la paella en el comedor, tres o cuatro de los jugadores, horrorizados, entre risas histéricas, gritaban al camarero que servía... Spiders no! spiders no! refiriéndose a los descomunales cangrejos de mar que con toda mi buena intención había puesto en el arroz.
Y es que, muchos de nosotros torcemos el gesto cuando vemos imagenes o nos hablan de lo deliciosos que están los grillos que comen en Tailanda, los gusanos que toman a modo de snack en sudamerica o los reptiles que forman parte de la dieta en muchos países asiáticos. Sin embargo no nos paramos a pensar que muchos de nuestros productos estrella pueden resultar repugnantes a según que cultura. Imaginemonos a un norteamericano ante una fantástica mariscada con sus percebes, navajas y erizos de mar. O la cara que pondría según quien al pararse frente a una cazuela de angulas a la bilbaína... ejem.
Así que a partir de ahora, propongo abrir mas la mente y la boca.
Salud.
los yugoslavos que raritos, vamos será lo mismo un buen cangrejito o un buen bogavante que unos gusanos de esos blancos asquerosos... amos no jodas :P
ResponderEliminarNo, gracias, no quiero abrir más la mente. Ya vi los grillos y las arañas en Camboya y quiero mi mente y mi boca cerradas a calicanto.
ResponderEliminarPrueba tú y nos lo cuentas en otro post.
Es que la vista hace mucho, ¿no os ha pasado de ir a beber por ejemplo de un vaso creyendo que es por ejemplo coca-cola y te equivocas y es el de agua? te mucho asco, ya estás sugestionado a lo que tiene que saber. Yo creo que es parecido a lo que les ocurrió a los yugoslavos, vieron araña y ya tenían en mente el sabor de la araña (que no se a que coño sabe).
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