Aquí os presento un buen amigo, el primer Perrito Caliente de Madrid.
Cuando un Hot Dog era algo que solo se veía en las películas americanas, Nebraska, comenzó a venderlos desde que abrió su primera cafetería en el año 1955.
Los preparaban con la materia prima de la que disponian, seguramente, asesorados por alguien que los probó en algún viaje y siguiendo algún fotograma de alguna película. El caso es que empezaron a servir un producto, que poco tiene que ver con lo que hoy se conoce por hot dog. Tomate natural, picante o no. Una mostaza aligerada con mahonesa. Pan tierno y tostado por dentro. Y una salchicha de bastante calidad. Nada de cebolla crujiente, pepinillo ni por supuesto ketchup.
Eso sí, han caido, supongo que por competir con otros establecimientos y por justificar un incremento en el precio, en la poco afortunada decisión de acompañarlos de unas patatas fritas congeladas que bien podrían ahorrarse. Pero bueno, en esencia, sigue siendo un buen perrito, que a cada bocado te hace revivir épocas pasadas.
Porque en definitiva, su sabor sigue siendo como el de hace 25 años que yo recuerde.
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Este blog me da hambre continuamente
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